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martes, 23 de octubre de 2012

Si existe un Dios, lleva bombín

Lo peor del amor cuando termina, son las habitaciones ventiladas, el solo de pijamas con sordina, la adrenalina en camas separadas. Lo malo del después, son los despojos que embalsaman los pájaros del sueño, los teléfonos que hablan con los ojos, el sístole, sin diástole ni dueño. Lo más ingrato es encalar la casa, remendar las virtudes veniales, condenar a galeras los archivos. Lo atroz de la pasión, es cuando pasa. Cuando al punto final de los finales, no le siguen, dos puntos suspensivos.



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