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lunes, 24 de septiembre de 2012

Lo único destaca


Divisó su figura a lo lejos a pesar de la miopía. Se paralizó, echó la vista abajo y cerró los ojos, entonces comprendió que esa oscuridad que veía no era más que la realidad que la esperaba al abrirlos de nuevo. Sintió miedo. Respiró profundamente e intentó dejar la mente en blanco. Intento fallido. Llevaba días imaginándose ese momento, semanas, más bien meses. ¿Por qué hoy? Las cosas suceden por algo, o eso dicen. Adelantó su pierna derecha y comenzó a caminar. Directa a la boca del lobo, al mayor de sus temores.  Al dolor personificado. Con cada paso su corazón latía más fuerte, no bajó la mirada. Entonces ocurrió. Caminó. Él también. Como si nada, como dos completos desconocidos que se cruzan en una acera cualquiera a una hora cualquiera en una ciudad cualquiera. Suspiró mientras se alejaba, fue con ese suspiro con el que volvieron a su cabeza todos los recuerdos. Sus piernas se paralizaron de nuevo, pero sabía que esta vez no podría continuar. Las despedidas, los reencuentros. Calló la primera lágrima. Todos los buenos días, las buenas noches, las llamadas, los abrazos, los besos, los te quiero, los te amo. Calló la segunda. Las promesas. 
Se quedó sin aliento, todo desapareció a su alrededor. Comprendió que jamás estaría de acuerdo con el destino y llegó la tercera lágrima.
Se giró.

07:45
Se despertó sobresaltada
con los ojos humedecidos.

Estaba allí, inmóvil. 
Él también.


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