al riesgo más alto
con todos los ases sobre la mesa
y las mangas vacías,
cruzar la carretera
con el semáforo en rojo
y los ojos cerrados,
escribir poemas
que nunca saldrán a la luz.
Fuiste un día de invierno
sin abrigo,
una alarma
que no volvió a sonar
después de apagarla por primera vez,
todas las quemaduras
que vienen después del fuego,
el único accidente
de una autopista vacía.
Pero quererte fue también
encontrar los puntos a todas las frases,
mirar directamente al sol
y conseguir no apartar la mirada,
encontrar unos ojos
que en vez de mirar en la misma dirección que yo
me miraran a mí.
Pero fuiste también
todas las canciones
que aún no había escuchado,
todas las estrellas fugaces
cazadas a primera vista,
la música
del primer baile de fin de curso,
una noche que se volvió
una vida llena de respuestas.
Fuiste como enamorarse
directamente de Stendhal
y olvidar el síndrorme.
Elvira Sastre